Basta pasear por las calles de cualquier ciudad para darse cuenta que la lavandería autoservicio se ha convertido ya en un elemento más del paisaje urbano, especialmente en las ciudades grandes. En Barcelona o Madrid este tipo de negocios está proliferando y teniendo una gran acogida por parte del público. Hace apenas dos o tres años era raro encontrar una lavandería autoservicio y los clientes que decidían hacer uso de las mismas lo hacían casi con miedo y sintiéndose un poco como en las películas americanas. Pero las cosas han cambiado mucho en un plazo de tiempo breve y cada vez es más habitual el uso de este tipo de establecimientos por todo tipo de personas.

Ya sea para lavar prendas grandes como los edredones o las cortinas o para hacer la colada de la semana, cada vez más gente se anima a acudir a este tipo de establecimientos. La lavandería autoservicio aporta a los consumidores un doble ahorro: en tiempo y en dinero.

Las lavadoras y secadoras de las lavanderías autoservicio son de gran capacidad (generalmente entre 10, 13 y 17 kilos), lo que facilita el lavado de todo tipo de prendas. En el caso de hogares con varios miembros, estos establecimientos permiten hacer la colada de una sola vez. Ya no es necesario poner varias lavadoras hasta acabar con toda la colada de la familia, basta con una sola. Al no tener que comprar detergente, suavizante, ni gastar agua ni luz en poner varias lavadoras, estos establecimientos permiten a sus clientes ahorrar una importante cantidad de dinero y es que el coste de un lavado en uno de estos establecimientos es inferior al coste de poner una lavadora en casa. A ello hay que sumar que las lavanderías autoservicio cuentan con secadoras, de forma que en apenas unos minutos los clientes pueden lavar y secar su ropa y llevársela a casa lista para guardar o para planchar, consiguiendo un importante ahorro en algo que es si cabe más importante que el dinero, el tiempo.