En los últimos años se ha multiplicado el número de personas que hacen su colada en una lavandería automática. El perfil del público también se ha ampliado, incluyendo ahora a estudiantes, amas de casa y jubilados entre otros.

En otros países acudir a la lavandería automática para hacer la colada es algo habitual, pero en España esta práctica se ha empezado a popularizar desde hace apenas unos cinco años. Los primeros establecimientos de este tipo que abrieron en territorio nacional eran frecuentados sobre todo por extranjeros.

Hoy en día el público que acude las lavanderías autoservicio es muy variado, pero todos buscan una cosa: ahorrar tiempo y dinero.

Hacer las tareas domésticas es una labor pesada y que requiere de una gran inversión de tiempo, por eso todo aquello que ayude a agilizarlas es apreciado como una gran ayuda y eso es lo que ocurre con la lavandería automática. En estos establecimientos el cliente puede lavar y secar su ropa en apenas una hora, algo que sería imposible usando lavadoras y secadoras de tipo doméstico.

Lo que busca el usuario es una lavandería con lavadoras y secadoras de gran capacidad entre las que pueda elegir la que más se adapte a sus necesidad.

La conexión WiFi es otro de los aspectos más demandados por los usuarios de estos establecimientos. De esta forma, mientras esperan a que se haga su colada pueden navegar por Internet tranquilamente con su móvil o tablet, lo que les hace la espera más amena.

Dado que hay que esperar, también es necesario que los clientes tengan a su disposición un lugar en el que sentarse y descansar. En algunos establecimientos de lavandería, incluso hay máquinas de café o de refrescos para hacer esa espera más llevadera.

Para aquellos que quieren volver a casa con la ropa limpia, seca y además doblada, no está de más que la lavandería cuente con una zona para el doblado de la ropa.