Las franquicias son mucho más que una moda, son una modalidad de negocio que en la actualidad está en pleno auge pero que existe hace muchos años y que ha demostrado su capacidad para sobrevivir y seguir creciendo incluso en los entornos económicos más inestables. El aumento del número de emprendedores ha hecho que cada vez sean más las empresas que han decidido franquiciar su negocio. Para que la franquicia sea un éxito es necesario que el producto o servicio que ofrece resulte atractivo para su público potencial, pero también existen otros factores que están estrechamente relacionados con los franquiciados y que tienen una conexión absoluta con el éxito o fracaso de una franquicia. Cuando un cliente acude a una determinada franquicia ya sabe lo que va a encontrar, tanto en producto o servicio como en atención al cliente y es precisamente esto lo que hace que el cliente decida o no repetir la experiencia. Esto hace que para las franquicias sea imprescindible el contar con un modelo de negocio y de gestión de recursos humanos estándar para toda la cadena. Es habitual que las franquicias entreguen a sus franquiciados un manual de buenas prácticas y del cumplimiento o no del mismo por parte de los franquiciados puede depender el éxito de su establecimiento, teniendo en cuenta que su actitud y forma de actuar también puede afectar de forma positiva o negativa a la reputación de la empresa en su conjunto. El cumplimiento sobre las normativas de gestión del negocio es imprescindible y por ello es importante para las empresas el hacer una buena selección de franquiciados. Una vez que se ha elegido al franquiciado adecuado y éste ha abierto su negocio, la franquicia es responsable de seguir dándole apoyo y soporte en todos los aspectos que sean necesarios. Creando una relación colaborativa entre franquicia y franquiciado se consigue organizar un equipo de trabajo que trabaja de manera coordinada y que por tanto tendrá más fácil conseguir sus objetivos.