En los últimos años el volumen de trabajo en las lavanderías tradicionales ha descendido de forma drástica. Además de factores como la crisis económica, en el declive de este tipo de negocios han tenido mucho que ver otros factores como la escasa modernización.

Los consumidores de hoy en día están acostumbrados a recibir un servicio rápido y eso es lo que exigen también cuando van a una lavandería. Desafortunadamente, aquellas empresas que no han invertido en mejorar sus máquinas y reforzar sus recursos humanos se han quedado atrás y no han podido satisfacer las expectativas de los clientes. En mitad de este panorama surgieron hace unos años las franquicias de lavandería. Establecimientos como los que La Wash posee ya en diferentes puntos de España, han vuelto a poner en auge las lavanderías. En las lavanderías autoservicio de La Wash los clientes pueden lavar y secar su ropa en apenas unos minutos y a un precio más económico que  en una lavandería tradicional. Rapidez y precios económicos se han convertido ya en toda una seña de identidad de esta cadena de lavanderías autoservicio. El auge de las lavanderías autoservicio ha atraído además a emprendedores que quieren tener su propia empresa y que han visto en el sector una oportunidad de negocio. La Wash pertenece a ese conjunto de franquicias conocidas como “low cost”, es decir, franquicias que no exigen a sus nuevos franquiciados un gran desembolso de dinero. El hecho de no tener que invertir grandes cantidades de dinero, sumado a una afluencia cada vez mayor de público a este tipo de establecimientos y unido al hecho de que este tipo de negocios son muy sencillos de gestionar al carecer de empleados, han contribuido a que las lavanderías autoservicio estén cada vez más presentes en el día a día.