Las lavanderías autoservicio se han ido extendiendo por todas las ciudades. Entre su público se encuentra gente de todo tipo, desde personas que acuden a la lavandería a lavar prendas grandes que no caben en la lavadora doméstica (edredones, mantas, etc.) a personas que viven solas y a las que no compensa tener lavadora en casa, así como familias que ahorran lavando la colada familiar de una sola vez.
El consumidor español se ha habituado cada vez más a ver las lavanderías autoservicio en el paisaje de la ciudad, pero todavía hay personas que tienen reticencias a usar las lavadoras y secadoras de estos establecimientos por cuestiones relacionadas con la higiene.
Cuando se pone una lavadora en casa o en una lavandería autoservicio se usa agua caliente con el objetivo de eliminar las manchas, pero también para eliminar gérmenes y otras sustancias que pueda haber en las prendas. Un lavado con detergente y agua caliente deja la lavadora higienizada, eso es algo que puede comprobarse en cualquier lavado doméstico, y lo mismo ocurre con las lavadoras de las lavanderías autoservicio.
En el caso de las secadoras el aparato desprende aire caliente en las prendas para secarlas. Este sistema es muy similar al usado en las tintorerías para hacer la limpieza en seco. Al igual que ocurre con el agua caliente, el aire caliente no sólo seca la ropa sino que ayuda a higienizarla.
Es precisamente el uso de aire caliente en la secadora y de agua caliente en la lavadora el que garantiza que estos dispositivos están siempre higienizados y listos para el siguiente uso. Además, en lavanderías autoservicio como las de La Wash nos encargamos de desinfectar cada día tanto el local como nuestras máquinas y de esta forma conseguimos ofrecer a nuestros clientes un servicio rápido, económico e higiénico.