Hacer inversiones de alta rentabilidad es lo que espera toda aquella persona que decide invertir su dinero en un negocio. Pero hay que tener en cuenta que toda inversión conlleva un riesgo.
Cuando alguien invierte en un negocio espera obtener rentabilidad, es decir, espera que ese negocio tenga la capacidad de generar rendimientos o beneficios. Sin embargo, los rendimientos futuros nunca son seguros.
Los beneficios pueden ser grandes, pueden ser pequeños e incluso pueden no existir. Esta incertidumbre es lo que se conoce como riesgo cuando se está hablando de inversiones de alta rentabilidad.
No hay inversión sin riesgo y por eso hay que andarse con cuidado, puesto que algunos negocios pueden suponer más riesgo que otros.
El modelo de franquicia se ha extendido mucho en los últimos años y lo ha hecho precisamente por reducir el riesgo de la inversión.
El emprendedor sabe que no llega solo al mundo empresarial, sino que lo hace asesorado por una marca que ya ha demostrado que su producto o servicio puede triunfar y que por tanto se trata de un negocio rentable.
A los emprendedores no les gusta demasiado el riesgo, por eso cuando optan por inversiones de alta rentabilidad prefieren ser algo más conservadores y escoger franquicias “low cost” en las que la inversión a realizar es menor que en otro tipo de franquicias o negocios.
No es sólo que el emprendedor no quiera arriesgarse a invertir en un negocio, es que en el momento actual sigue siendo difícil obtener financiación. De esta forma, muchos emprendedores no pueden invertir más aunque quieran.
Para ellos, las franquicias low cost se han convertido en una forma de poder poner en marcha un negocio que ya ha demostrado que puede ser rentable, minimizando a la vez el riesgo y reduciendo la cantidad que hay que invertir.