Existen en el mercado diferentes modelos de lavadoras y cada una de ellas ofrece una serie de ventajas diferentes en función de lo que esté buscando el consumidor. En las lavanderías autoservicio lo más habitual es usar lavadoras de acero inoxidable. El acero inoxidable es uno de los materiales más empleados en la actualidad en todo tipo de electrodomésticos debido a su gran durabilidad. En una lavandería las lavadoras están sometidas a un uso mucho más intensivo que en un hogar medio. Este tipo de lavadoras funcionan durante varias veces al día y además lo hacen con una carga de ropa superior a la que admite una lavadora doméstica, por ello es necesario que su tambor esté fabricado en un material resistente capaz de mover cantidades importantes de ropa y agua y que además resista la acción corrosiva de los detergentes.

La gran ventaja del tambor de acero inoxidable es que no se mella con el roce de botones o cremalleras ni se oxida con el paso del tiempo. Este material facilita además la desinfección de las lavadoras, tarea que es común y necesaria en las lavanderías automáticas.

La gran mayoría de lavadoras de acero inoxidable que están instaladas en lavanderías autoservicio son además lavadoras de carga frontal o tambor horizontal. En este tipo de electrodomésticos el lavado se produce al girar el tambor y pasar el agua de arriba a abajo y entre la ropa sucia. Estas lavadoras consumen menos agua que una lavadora de carga superior y necesitan menos cantidad de detergente para dejar la ropa limpia, además consiguen mejores resultados de lavado sin dañar las prendas. Las lavadoras de acero inoxidable de las lavanderías autoservicio son sencillas de manejar, basta con introducir la ropa, cerrar la puerta, agregar detergente y suavizante, seleccionar el programa de lavado deseado y efectuar el pago para que la lavadora se ponga en marcha.